Aún dormita la colosal serpiente azul

Un glaciar no es sólo, como dice la Real Academia Española, una «masa de hielo acumulada en las zonas de las cordilleras por encima del límite de las nieves perpetuas y cuya parte inferior se desliza muy lentamente, como si fuese un río de hielo». Al caminar sobre el glaciar Perito Moreno, en la provincia argentina de Santa Cruz, en plena y austral Patagonia, apenas se percibe su movimiento, un avance lento pero inexorable con una velocidad media aproximada de 2 metros por día, pero se ve y se escucha el continuo flujo del agua sobre su superficie y su interior, el crujido del ensanchamiento de grietas y el estruendo de la caída de bloques. Al caminar sobre el Perito Moreno, con una longitud de 30 kilómetros y 4 de anchura media hasta abarcar una superficie de 195 kilómetros cuadrados, se experimenta más que su dinamismo, se aprecian murmullos y ademanes propios del respirar y dormitar de una criatura, se siente su vitalidad. Un glaciar, pues, es casi un ser vivo, aunque dormido o, más exactamente, hibernado. Un colosal reptil prehistórico, una reliquia viviente de la última glaciación. Recostada a los pies de la cordillera de los Andes, la milenaria serpiente esculpe y ocupa un extenso valle, se desliza hasta alimentar y mecerse sobre las aguas del lago Argentino y tiñe el paisaje patagónico de blanco deslumbrante por la acumulación de innumerables capas de nieve con pinceladas de azul eléctrico por la compactación de la neviza y la refracción de la luz sobre la mole congelada.
Bautizado en honor del científico y explorador patagónico Francisco Pascasio Moreno, nombrado perito por el Gobierno argentino en la negociación de los límites froterizos con Chile a finales del siglo XIX y principios del XX, no es el más grande ni el más alto de los 356 existentes en el Parque Nacional Los Glaciares, con una extensión de 724.000 hectáreas y declarado Patrimonio Natural de la Humanidad en 1981 por la Unesco, pero sí es el más famoso gracias a la accesibilidad del entorno, a la amplitud de sus vistas y, sobre todo, a la espectacularidad de su proceso de ruptura. A intervalos de tiempo irregulares, como sucedió en 1988, 2006 y 2008, el frente del glaciar Perito Moreno avanza hasta colisionar con la península de Magallanes y levantar una presa natural entre el brazo Rico y el canal de los Témpanos del lago Argentino. El agua embalsada, cuyo nivel aumenta hasta 30 metros, presiona el dique de hielo hasta horadar un túnel y, finalmente, la erosión lacustre junto con el propio avance del glaciar provoca el colapso total del arco, escandaloso derrumbe convertido en uno de los mayores espectáculos naturales del planeta.

Y, además, el Perito Moreno, a diferencia de los restantes grandes glaciares del mundo, no sufre todavía retroceso alguno como consecuencia del calentamiento gobal (ver informe de Greenpeace Argentina). Una triste y solitaria excepción, quizá la que confirma la regla del efecto invernadero. Por ello, del conjunto y decidido comportamiento de los seres humanos contra el cambio climático, sin la descoordinación y los titubeos mostrados en la reciente cumbre de Copenhague, depende que el calor no turbe el sueño inmemorial de la colosal serpiente azul, que no despierte de fiebre para agonizar y morir.

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4 Responses to Aún dormita la colosal serpiente azul

  1. ana dice:

    mola mola¡¡¡¡
    l mas increible el sonido y el color de esos glaciares¡¡¡
    feliz navidad gente del blog¡¡¡¡
    ana

  2. Ata dice:

    El único mosquito, para nuestra suerte, capaz de seguir picándonos a temperaturas bajo cero. Buen texto, para no variar, y magníficas fotografías que denotan que se gana en pericia. Grande Camino!!´

    Por aquí como siempre. En unos días me perderé por los caminos polvorientos del Atlas marroquí. Te mantendré informado.

  3. Paco Nadal dice:

    Un lugar fantástico. Gracias por mostrarlo en toda su grandeza . Un abrazo

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