«Mi amigo murió
en un accidente de circulación,
como un triunfador
con el pie pegado al acelerador;
no vio ese camión
le clavó el volante en el corazón.
Era un campeón
no había rivales para su motor».
Es la una de la madrugada. Un coche, de color gris metálico, circula por una Vuelta del Castillo desierta. Árboles, gruesos y fuertes como legionarios, desfilan en columna de a uno y pausadamente tras los cristales. En el interior, tres amigos, estudiantes de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), y música de Loquillo. Lee el resto de esta entrada »