El pariente porteño del Huesca

San Lorenzo de Almagro, entre los cinco grandes del fútbol argentino, se interesa por hermanarse con el club oscense

A.CAMINO*/Buenos Aires.- Muchos equipos de fútbol visten de azulgrana como la Sociedad Deportiva Huesca, pero quizá ningún otro exhiba al mismo tiempo la coincidencia también de honrar al patrón oscense por excelencia salvo el Club Atlético San Lorenzo de Almagro, oriundo de la ciudad de Buenos Aires. SDH y CASLA, dos equipos distanciados por la geografía, en hemisferios y continentes diferentes con el oceáno Atlántico de por medio, y por la categoría futbolística, habitual en las segundas divisiones españolas uno e histórico de la primera argentina otro, pero unidos por vínculos símbolicos como colores representativos y advocación religiosa, por lo que no resultaría insólita ni remota una aproximación en el ámbito institucional.    

Esquina de las calles México y Treinta y Tres Orientales, donde se fundó CASLA en 1908. (Foto: A.CAMINO)

De hecho, el secretario general del San Lorenzo de Almagro, José Capria, se muestra encantado, “por supuesto, de extender los lazos de amistad” con el club altoaragonés mediante un acuerdo de hermanamiento y, más aún, tras conocer el origen oscense atribuido por la tradición al diácono martirizado en Roma sobre una parrilla, utensilio convertido en todo un icono patrio, por cierto, gracias a los afamados asados de carne vacuna argentina. Aunque la espiritualidad supone un empalme paradójico en el caso de dos entidades deportivas, la pasión por el fútbol se confunde con una creencia religiosa en la sociedad contemporánea y el paradigma de la nueva fe se encuentra en Argentina, un país capaz de convertir la disputa de una Copa Mundial en un acontecimiento equiparable a una peregrinación a La Meca o a una celebración de un Año Santo Jacobeo y hasta de transformar a Diego Armando Maradona en D10S.      

Inicial voluntad sanlorencista, por tanto, para confraternizar con la SDH. Y ello, pese a la ausencia de conexión oscense directa en la elección de nombre y uniforme, casi casual y anecdótica, por parte de los fundadores del equipo porteño, allá por abril de 1908, en el barrio de Almagro, zona central de la capital federal argentina, en la esquina de las calles México y Treinta y Tres Orientales.      

Un cura salesiano y el manto de la Virgen
“San Lorenzo nació el día que Juancito Abondaza se llevó por delante al tranvía”, relató en 1973 el futbolista Juan Giannella, extremo zurdo de un grupo de chavales de entre 12 y 15 años de edad autodenominado Forzosos de Almagro, al periodista y escritor Osvaldo Soriano, anécdota incluida en el libro de relatos Artistas, locos y criminales (Editorial Norma, 1996). “Estábamos jugando un partido entre mayores y menores en la calle, justo frente a la capilla de San Antonio[calle México, 4050]. El padre Lorenzo Mazza salía a la vereda a mirar. En un momento, Juancito agarra la pelota y empieza a disparar como loco. Se cortaba solo y no vio el tranvía, o lo quiso gambetear, la cosa es que se lo tragó. El motorman alcanzó a frenar pero igual lo golpeó y lo tiró al suelo. El tipo que manejaba y el guarda bajaron furiosos para pegarle a Juancito, pero el pibe era muy ligero y se las tomó mientras los mandaba con madre y todo. (…) El cura era muy cuidadoso. Cuando escuchó que Abondaza los insultaba a los del tranvía, me dijo: ‘Pero che, qué barbaridad, que mal educado es ese pibe’. (…) ‘Mirá, en el fondo de la capilla tengo un lindo terreno. Si ustedes lo limpian pueden hacer una canchita. Yo les hago los arcos [porterías] en la carpintería de la iglesia de San Carlos. ¿Qué les parece?”     

Unos niños juegan ante la capilla de San Antonio tras salir del colegio salesiano. (Foto: A.CAMINO)

A los pibes, obviamente, les pareció genial, aunque tuvieran que acudir a la clase de catecismo y a la misa semanal como obligatoria contrapartida. Tampoco vino mal, porque aprovecharon la religiosa reunión semanal de los vecinos de Almagro para recaudar siete pesos con el objetivo de adquirir un sello de caucho y, de este modo, oficializar los resultados del equipo en la prensa local. Pero antes de ello, los muchachos debatieron su denominación definitiva a instancias del líder del grupo, Federico Monti, empeñado en mantener la coletilla de Almagro para subrayar el origen barrial del equipo. “Padre, vamos a cambiar el nombre del cuadro”, transmitió Giannella a Mazza. “Me preguntó cómo pensábamos llamarlo. ‘Mire padre -me animé-, le vamos a poner Club Atlético Lorenzo Mazza’. El cura se agarró la cabeza. ‘¡No! ¡Por favor! Ustedes se pelean en la cancha, les van a decir cuervos, frailongos; no, no’. (…) No quiso saber nada, así que tuvimos que reunirnos todos en la esquina y buscar otro nombre. Nosotros le queríamos hacer un homenaje al padre y ponerle su nombre al club, así que buscamos una vuelta en el asunto. Alguno se acordó de la batalla de San Lorenzo [estratégica escaramuza de 1813 con victoria de las tropas independentistas argentinas contra las fuerzas colonialistas españolas]. Fuimos corriendo y el cura aceptó. ‘Bueno, si es por la batalla de San Lorenzo está bien. Que se llame San Lorenzo de Almagro”.     

De acuerdo a la página oficial del club en Internet, Mazza exhortó a adoptar la denominación de San Lorenzo de Almagro “en honor del santo, cuyo martirio debe ser digno del recuerdo de los cristianos, y también del primer combate de las fuerzas patriotas, que todo buen argentino debe perpetuar para la gloria de nuestra patria”. A juicio del sacerdote salesiano, “imitando el valor y la constancia de San Lorenzo mártir, podrá este nuevo club conseguir y afianzar su posición que lo destaque entre sus similares”. En cualquier caso, Lorenzo Mazza no pudo evitar, obviamente, que sus oscuros ropajes de cura otorgaran a los jugadores del nuevo cuadro el despectivo mote de cuervos, apodo ahora exhibido con orgullo por toda la hinchada sanlorencista.     

La formación inicial sanlorencista rodea al padre Mazza. (Foto: Prensa CASLA)

 Tras el bautismo del equipo, el azar intervino en la elección del uniforme, según narró el también fundador Francisco Xarau al periodista Osvaldo Soriano. «Como nosotros no perdíamos ningún partido, el cura nos dijo un día: ‘El domingo que viene les voy a traer un cuadro bravo a ver si a ésos les pueden ganar. También voy a traer dos juegos de camisetas y los sorteamos. Uno es verde y blanco en franjas verticales, el otro rojo y azul, también verticales. La camiseta que tenga el cuadro ganador queda para San Lorenzo’. (…) Sorteamos las camisetas y nos tocó la roja y azul. Les ganamos 5 a 0», recordó Xarau. Sin embargo, el padre Mazza confesó a su compañero Domingo Pizzuli, posteriormente asesor espiritual de CASLA, su preferencia por la camisola azulgrana y el origen de tal combinación de colores. «Me llevó hasta la basílica de María Auxiliadora. Entramos y señaló: ‘Fijate ahí arriba, en el camarín de María Auxiliadora, cómo está vestida’. Tenía una túnica roja y un manto azul. ‘Bueno, de ahí saqué los colores’, concluyó». Tras citar el testimonio del cura Pizzuli en el libro oficial del centenario San Lorenzo, el guapo del siglo (Radio Ideas, 2008), su autor, Eduardo Bejuk, sentencia: «Los colores se habían alojado en las retinas del sacerdote desde cuando sus hermanas Angela y Bianca se consagraron religiosas… en el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora».     

Hinchada de emigrantes españoles
Uniforme y patrón al margen, «con España nos une mucha historia particular”, destaca el actual secretario general del club antes de recordar, por ejemplo, la historia del  futbolista Isidro Vasco o Tanque Lángara, jugador del Real Oviedo y componente de la selección de Euskadi reclutada para recaudar fondos en favor de la II República mediante una gira por Europa y América durante la Guerra Civil. Tras la victoria franquista, el jugador guipuzcoano decidió continuar en el exilio y fichó por San Lorenzo de Almagro, conjunto con el que marcó cuatro goles el día de su debut contra River Plate. A partir de entonces, “todos los emigrantes españoles fueron hinchas de San Lorenzo”, rememora José Capria sobre Vasco Lángara, todavía sexto máximo anotador de la historia del club (110 dianas) en una clasificación dominada por el mítico José Francisco El Nene Sanfilippo (205). Y su paisano Ángel Zubieta, con 31 goles, continúa como el tercer jugador con mayor número de partidos vestido de azulgrana al disputar 375 encuentros durante el periodo 1939 -1952.

Un periodista toma mate durante un partido del Ciclón. (Foto: A.CAMINO)

Por aquella época, CASLA, recién mudado al cercano barrio de Boedo, ya competía en la máxima categoría del fútbol argentino tras dos décadas de disputar partidos intermitentes, participar en torneos independientes, medirse en divisiones amateur y, finalmente, participar en la fundación de la liga profesional del país en 1930, cuya primera serie no abandonó hasta 1982 y para regresar a la temporada siguiente. Del segundo año en el profesionalismo, con un plantel conocido como Los Gauchos de Boedo al integrar a varios jugadores del interior argentino, y la inventiva del periodista deportivo del Diario Crítica Hugo Marini, impresionado por varias goleadas logradas por el conjunto azulgrana para barrer a sus rivales, deriva el todavía principal apodo del club: Ciclón. Un mote premonitorio, pues San Lorenzo obtuvo su primer título profesional un año después (1933). Y, además, de similar origen ventoso al nombre oficial de su vecino del barrio Parque Patricios y clásico rival deportivo, Club Atlético Huracán.

Tras lograr su segundo campeonato en 1946, la «particular» vinculación sanlorencista con España se acrecentó al realizar una gira por la península Ibérica para enfrentarse a varios equipos españoles (victoria 1-4 frente al Atlético de Aviación, posteriormente Atlético de Madrid, o derrota 4-2 contra el Real Madrid, entre otros resultados) y portugueses (triunfo 4-9 en Oporto). Sin embargo, el reconocimiento internacional sobre el fútbol del Ciclón se disparó al imponerse a las selecciones lusa (4-10) en Lisboa y, sobre todo, española (5-7) en el campo de Les Corts de la Ciudad Condal, estadio del Fútbol Club Barcelona antes de la construcción del Camp Nou. «Los argentinos juegan tan bello que perder así vale la pena», sentenció la crónica del 2 de enero de 1947 en el diario Mundo Deportivo sobre la exhibición del conjunto liderado desde la delantera por René Pontoni, Rinaldo Martino y Armando Farro.

Pintadas y símbolos sanlorencistas adornan la esquina de México y Treinta y Tres. (Foto: A.CAMINO)

Pero aún tuvieron que transcurrir dos décadas para que San Lorenzo viviera su época dorada y obtuviera cuatro campeonatos durante el periodo 1968-74, con un equipo que mostró tal impetu y superiodad sobre los rivales que originó para el club otro sobrenombre aún vigente: Los Matadores. No en vano, aquel cuadro acaudillado, entre otros, por Héctor Rodolfo Bambino Veira, Héctor Gringo Scotta y Rodolfo José El Lobo Fischer se convirtió en el primero de la historia argentina en alzarse con un título sin perder ningún partido (1968) y en lograr los dos torneos del mismo año (1972), también de forma invicta en uno de ambos. Sin embargo, tras las luces llegaron las sombras y San Lorenzo atravesó su mayor periodo de oscuridad desde mitad de la década de los 70 y hasta principio de los 90, marcado por el primer descenso a la segunda división (1981) sufrido por un grande argentino antes de la caída de Racing Club (1984-85). A pesar de la decadencia deportiva, basada en dificultades económicas, ineficacia administrativa y conflictos institucionales, la afición azulgrana respondió de forma masiva y, de hecho, marcó récords de asistencia y recaudación en los estadios durante su única temporada en la categoría de plata, por encima de las cifras de todos los clubes de la primera argentina.

A partir de ahí, CASLA se coronó campeón en 1994, con Óscar Alfredo El Cabezón Ruggeri y el brasileño Paulo Silas do Prado en el plantel dirigido por Bambino Veira; en 2001, con un récord de 13 victorias consecutivas por parte del cuadro entrenado por Manuel Pellegrini y conformado por Bernardo Bernie Romeo o Fabricio Coloccini; y en 2007, bajo la batuta de Ramón Ángel El Pelado Díaz con Ezequiel Iván El Pocho Lavezzi y Diego Alejandro Burrito Rivero sobre la cancha. Durante el último torneo Apertura (2009), San Lorenzo, con un presupuesto de 10 millones de euros, finalizó séptimo con la dirección de Diego Pablo El Cholo Simeone sobre jugadores como Leandro Atilio Pipi Romagnoli y Cristian Alberto Kily González. En total, San Lorenzo ostenta 13 campeonatos tras 79 temporadas en la máxima categoría argentina, además de las copas internacionales Mercosur (2001) y Sudamericana (2002), hasta situarse por estadísticas como cuarto mejor equipo en la tabla histórica profesional del país, sólo superado por Club Atlético River Plate, Club Atlético Boca Juniors y Club Atlético Independiente.

Precisamente, el reto de CASLA para el siglo XXI consiste en «consolidarnos entre los tres grandes de primera del fútbol argentino y, por supuesto, crecer en cantidad de socios», cifrados en más de 32.000 abonados, subraya José Capria. Y «una cantidad infernal de hinchas», estimados en más de tres millones de personas repartidas en dos centenares de peñas a lo largo de todo el mundo. No olvida, por tanto, el secretario del San Lorenzo de Almagro el «origen y sentimiento barrial, un concepto que todavía conserva, de un club muy porteño y muy social». El espíritu de aquellos pibes que, allá por 1908,  jugaban al fútbol en la calle, en la esquina de México y Treinta y Tres, ante la mirada del cura Lorenzo Mazza.

Vista del fondo local desde la tribuna del estadio Pedro Bidegain, conocido como Nuevo Gasómetro, en la zona de Bajo Flores. (Foto: A.CAMINO)

Catorce años sin estadio
Las molestias ocasionadas por las vetustas instalaciones del estadio oscense de El Alcoraz resultan incomparables al quebranto causado por la carencia de cancha propia durante catorce años. Pues bien, así estuvo el San Lorenzo de Almagro desde diciembre de 1979 hasta el mismo mes de 1993. Nunca tuvo un nombre oficial, pero todo el mundo lo conocía como Gasómetro, por su similitud exterior con la estructura de un cercano depósito de gas licuado. Ubicada en el bonaerense barrio de Boedo, al sur de Almagro, la cancha se construyó en 1916, un año después del ascenso a la primera división amateur y tras jugar en varios campos ajenos, gracias a las negociaciones, cómo no, del padre salesiano Lorenzo Mazza con la familia propietaria, las donaciones de varios socios y la colaboración de muchos otros. Después de una década en régimen de alquiler, el directivo sanlorencista Pedro Bidegain impulsó la adquisición del terreno y la edificación de un estadio con capacidad para 49.000 personas en 1929, sede durante décadas de los partidos del Ciclón y también de la selección argentina de fútbol. Sobre la hierba del Gasómetro, ampliado posteriormente hasta albergar 80.000 espectadores, el combinado albiceleste ganó tres copas sudamericanas contra Uruguay, San Lorenzo y River Plate empataron en el primer partido televisado en Argentina, el boxeador Pascualito Pérez defendió con éxito su título mundial contra el galés Dai Dower, y cantaron Julio Sosa, Sandro, Carlos Santana o Joan Manuel Serrat. Por algo también se le denominó como el Wembley porteño, en referencia al mítico estadio londinense.

Dos hinchas azulgranas celebran la transformación de un penalti en el Nuevo Gasómetro. (Foto: A.CAMINO)

Tras años de proyectos y presiones tanto internas como externas para el traslado del club a la nueva finca de Bajo Flores, San Lorenzo disputó su último partido como local en el Gasómetro de Boedo, un triste empate contra Boca Juniors el 2 de diciembre de 1979. «Eran tiempos de la más cruel dictadura en Argentina, y San Lorenzo terminó siendo un desaparecido más», lamentó el escritor Eduardo Bejuk en el libro oficial del centenario de la entidad. Mientras sobre los terrenos de avenida de La Plata se levantaba un hipermercado de Carrefour, el cuadro azulgrana vagó por canchas ajenas en su peor periodo deportivo e institucional hasta la construcción a finales de 1993 del estadio Pedro Bidegain, obviamente conocido como Nuevo Gasómetro. «Fue muy complicado y duro, como perder la casa, y coincidió además con los años más grises, pero se reafirmó la identidad y pasión», valora el secretario de CASLA, que alienta el «sueño» de la hinchada de regresar a Boedo al recordar, además de las favorables expropiaciones y normativas dictadas por la municipalidad en la zona, la continua adquisición por parte del club de pequeñas propiedades en el antiguo barrio a la espera del cierre de la cadena francesa de distribución. En opinión de José Capria, «es un sueño, pero San Lorenzo ya está volviendo a Boedo».

De Guasch y Torres a Borges y Mortensen
Si entre la masa social de la SD Huesca destacan el delantero del Liverpool Football Club y de la selección española de fútbol, Fernando Torres, o el periodista deportivo y directivo del diario As Tomás Guasch, la galería de ilustres de la hinchada de San Lorenzo de Almagro cuenta con personajes de fama mundial como el escritor argentino Jorge Luis Borges o el actor estadounidense Viggo Peter Mortensen. Aunque nacido en Nueva York, el intérprete en películas como Capitán Alatriste o la trilogía El señor de los anillos residió en Argentina desde los tres a los once años de edad, periodo en el que se aficionó al fútbol y se convirtió en fanático sanlorencista, hasta el punto de lucir los colores azulgrana en promociones y festivales cinematográficos a lo largo y ancho de todo el mundo o sortear abonos para que animen en su nombre ante la imposibilidad de acudir habitualmente al Nuevo Gasómetro.  

Viggo Mortensen muestra el escudo de su camisa azulgrana. (Foto: La Nación)

Y el propio Mortensen, nombrado embajador por el club azulgrana, explicó en una entrevista con el diario La Nación los lazos sanlorencistas de Borges: “Cuando él trabajaba en la biblioteca Miguel Cané, no muy lejos de San Juan y Boedo, e iba a almorzar a un café de la zona, los hinchas de San Lorenzo le insistían continuamente que tenía que hacerse hincha del Ciclón, hasta que el escritor, al cual no le interesaba nada el fútbol, finalmente aceptó llamarse ‘un cuervo más’. Y hasta se dice que su pijama favorito era azulgrana». A continuación, el actor leyó una cita del autor de, entre otras obras, Ficciones y El Aleph: «Cierta vez mis compañeros me preguntaron qué cuadro me gustaba más, y yo pensé que se referían a telas o a óleos. Pero parece que no: se referían a un cuadro de fútbol. Entonces yo les dije que no sabía absolutamente nada de fútbol, y ellos me dijeron que ya que estábamos en ese barrio de Boedo y San Juan, yo tenía que decir que era de San Lorenzo de Almagro. Yo aprendí de memoria esa contestación, siempre decía que era de San Lorenzo de Almagro, para no ofender a mis compañeros. Pero pronto noté que San Lorenzo de Almagro casi nunca ganaba. Entonces yo hablé con ellos y me dijeron que no, que el hecho de ganar o perder era secundario -en lo que tenían razón-, pero que San Lorenzo era el cuadro más científico de todos. Eso me dijeron, sí, se ve que no sabían ganar, pero lo hacían metódicamente.»

Más categórico se mostró el también escritor argentino Osvaldo Soriano para explicar el porqué de su pasión deportiva: «En el fútbol no se elige un ganador. Ser de San Lorenzo es un interminable sobresalto, una carga que se arrastra en la vida con tanto desconcierto y orgullo como la de ser argentino». 

     

*Nota del autor: Ni Diario del Altoaragón ni Heraldo de Aragón mostraron interés en publicar este reportaje, así que se difunde en El zumbido del mosquito para no desperdiciar las horas invertidas y la documentación recopilada, además de como regalo de la bitácora a la Sociedad Deportiva Huesca en el año de su primer centenario. Eso sí, no olviden leer, en la columna de la derecha, el Aviso a navegantes, gracias.

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10 Responses to El pariente porteño del Huesca

  1. ana dice:

    rollo futbolistico…pero cusioso la verdad, vaya curro, no???
    y joder con los periodicos de la «zona»…
    aqui de nieve y lluvia, disfruta del verano
    1 beso

  2. Lourdes dice:

    En Castellón tenemos otros colores y otra patrona, pero queremos a los de Huesca.
    Un besazo con aires mediterráneos de los tíos.

    ¡FELIZ AÑO!

  3. Manolita dice:

    Nos haces disfrutar con tus textos de la «aventura» que estáis viviendo y las fotografías, preciosas.Un beso.

  4. Javier dice:

    Aqui un cuervo de Barbastro, aunque viviendo en el Sobrarbe, seguidor hasta la medula del Ciclon. Gran articulo sobre nuestro equipo.

    Estoy intentando encontrar por Youtube un video de cuando gano en 1994 el torneo Apertura, donde en un programa de la tele salia el embajador de los EE.UU. totalemnte pasado de rosca con la camiseta de San Lorenzo. Intentare ponerlo en otro comentario.

    Para el viaje de novios, en 2008, fuimos con mi señora a Argentina, pero lamentablemente no hubo liga, pues se cuando estaba en Buenos Aires, se iba a jugar el Argentina-Uruguay de la clasificacion para el mundial, y me que de sin ir a ver un partido del ciclon, como me hubiera gustado. Eso si, la camiseta me la traje a España (Es la 2ª que tengo).

    Un cordial saludo.

    • Muchas gracias, Javier, por zumbar con nosotros y compartir tu experencia. Y tranquilo, trataré de cubrir en tu nombre la cuota oscense de aliento al Ciclón en una próxima visita al Nuevo Gasómetro. Un fuerte abrazo

  5. Gari dice:

    Y desdes Las Palmas de G.C. somos espectadores de lujo entre ambas tierras…
    Un abrazo fenómeno

  6. Seba Pedersen dice:

    Excelente nota, disfruté muchísimo recordando las maravillosas anécdotas de los origines de nuestro amado club. Les mando un fuerte abrazo y sepan q no hay club español al q quiera ver en primera más q a la Sociedad Deportiva Huesca!!!

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